Desde su elección el mes pasado, las orejas de Luis Abinader deben ser una de las cosas más calientes del país. Su nombre es mencionado diariamente en todos los portales noticiosos, en cada red social y está presente en cientos de conversaciones de todo tipo, todo el tiempo. Casi de repente, el nuevo presidente ha tenido que acostumbrarse a que sus decisiones sean cuestionadas y criticadas más allá de su círculo familiar y su entorno laboral y partidista. Esa es una presión que no envidio, pero ni modo: él quería ser mandatario, que coja su chucho.

Las exigencias han sido variadas. Algunas añejas, otras más actuales. Exigen que haya más mujeres encabezando el gabinete. Exigen que funcionarios apenas anunciados sean removidos porque no comulgan con sus ideales. Exigen que haya diversidad racial porque hay “muchos blanquitos” en el tren gubernamental. Exigen, exigen y exigen… así que yo escribo esta limonada para exigir también. Aunque lo mío, creo yo, es una “exigencia” que le conviene.

Con el respeto que amerita su investidura, quiero exigir al presidente electo Luis Abinader, que en su discurso de inauguración el próximo 16 de agosto, diga estas palabras (al principio, o al final):


Luis Abinader (foto: Orlando Barria)
Luis Abinader (foto: Orlando Barria)

“Pueblo dominicano: Hoy inicia nuestra administración del Estado y quiero, en nombre mío y de todos los integrantes del nuevo gobierno, agradecer la confianza que ustedes de manera mayoritaria han puesto sobre nosotros para ser los responsables de dirigir los destinos de la nación. Agradecemos su confianza, pero es demasiado temprano para merecerla. De hecho, quiero pedirles que no confíen en nosotros. Quiero pedirles que no confíen a ciegas en que lo haremos todo bien. Quiero pedirles que no se nublen sobre nuestra condición de funcionarios públicos salidos del mismo pueblo que vio nacer a los funcionarios salientes. Hemos insistido en que somos diferentes a los que hoy abandonan el poder, pero tenemos que demostrarlo con hechos a partir de ahora.

“Este país ha experimentado un largo y tortuoso proceso de metamorfosis. Nuestras victorias en las urnas tanto en marzo como en julio no son solo nuestras, sino principalmente son el fruto de una sociedad hastiada de que la engañaran, de que la ultrajaran, de que la abusaran con incontables truchimanerías que por años, por demasiados años, se enraizaron en el Estado. Como nación, hemos expresado el hartazgo ante la impunidad y el descaro de numerosos funcionarios que a partir de este día deberán prepararse para rendir cuentas ante los tribunales. Como nación, decidimos poner freno a una situación que se nos salió de las manos hace mucho tiempo. En esto cabe, por supuesto, el refrán de más vale tarde que nunca.

“Sin embargo, es necesario que todos ustedes sepan que no debemos llegar a este extremo nunca más. Es necesario que todos los dominicanos y dominicanas estemos dispuestos a evitar que nuevamente haya funcionarios que se aferren a sus posiciones para ejercer abusos de poder y agenciarse beneficios particulares o nepóticos.

“Pido humildemente al Pueblo Dominicano que esté vigilante y dispuesto a continuar exigiendo arduamente las viscerales transformaciones que requiere nuestro país. Hoy recibimos un Estado enfermo, gangrenado, podrido de trucos y ardides para facilitar la impunidad y la evasión, para canalizar fondos a bolsillos particulares. No va a ser fácil sanar, pero malditos seamos si en medio de la pandemia, y con las arcas gubernamentales en crisis, los funcionarios que han sido electos y aquellos que hemos designado hacen lo mismo que hicieron aquellos que logramos expulsar del poder.

Cada persona que me escucha hoy debe saber que tiene una responsabilidad inamovible e intransferible: Debe saber exigir que las cosas se cumplan, y debe saber denunciar lo que esté mal hecho. Un mejor país solo se podrá lograr con el concurso de todos, y por eso agradecemos su confianza. Sin embargo, como dije antes, no la merecemos. Tenemos la ardua labor de ganarnos el aprecio y abonar la fe de todo un pueblo. Y para ello necesitamos que todos los ciudadanos sean más participativos, que no dejen la política a los políticos, que no sigan engañados en la idea de que la oposición solo la hacen los partidos que no están gobernando. Es necesario que todo ciudadano hoy entienda que tiene la obligación de ejercer oposición cuando haga falta. Y aplaudir lo bien hecho, cuando haga falta.

“Yo, Luis Rodolfo Abinader Corona, soy a partir de hoy la cabeza del gobierno. Me siento honrado por la inmerecida confianza que me han tenido, y espero que, al cabo de mi mandato, tanto yo como todos los funcionarios instalados puedan ser dignos receptores de lo que hoy nos han dado.


Ahora una encuesta:

Del 1 a la fe de la Familia Rosario, ¿cuán iluso soy al soñar que Abinader dirá algo así?

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11 Comments El discurso de @LuisAbinader

    1. dariomartinezb

      No fue difícil “leerte la mente”. Somos miles que estamos pensando lo mismo. El ejercicio principal nuestro debería ser ejercer esa labor de vigilancia.

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  1. Ye Eme

    Darío (como si fuéramos panas)
    Me ha dado cierta ilusión el hecho que una vez electo, no ha dado síntomas de recular.
    Ha ido anunciando su gabinete cual amonestaciones matrimoniales. Supongo que ha sido estrategia de doble intención: 1) Alguien con la responsabilidad y el acceso a él puede dar mala referencia de este o aquel mencionado, de forma que haya tiempo de rectificar. Y 2) da tiempo al pataleo y “subiones” (o “bajones”) de adrenalina, entre sus acólitos, canchanchanes y etcétera.
    Ha reiterado parte de sus promesas, tal como la tan ansiada y necesitada real reforma policial.
    Te aclaro que no soy partidista. Soy otro más, como tú o cualquier otro que no se considera “pobre”, esperando que el Mesías que se sienta en el solio se digne dejarle caer una dádiva.
    Soy quien cree en el progreso en base a trabajo, estudio y ahorro y que sabe que estamos de paso por este mundo y que todo el oro de La Rosario no compensa una sonrisa de mis hijas o mis nietos.
    Lamento extenderme, pero también creo que, aparte de la presión por Justicia (cárcel + incautación), el nuevo gobierno la llevará más suave con el manejo de la cosa pública porque al compararlo con los que se van, ladrones – qué feo adjetivo! y teniendo tienen también el de descarados e insaciables , el esfuerzo para sobresalir es menor.
    Ahora bien, tiene que estar pendiente el nuevo Presidente, de sus colaboradores y si alguno se desvía, no actuar como lo hizo el desgobernante Hipólito Mejía.
    Que estés muy bien

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    1. dariomartinezb

      Es una esperanza que muchos compartimos. Ojalá haya un enderezamiento de rumbo. Hay que mantenerse vigilantes porque la podredumbre posible no será instantánea sino gradual, por eso hay que ir tomando temperatura con frecuencia y detectar problemas crónicos en la gestión.

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    1. dariomartinezb

      Gracias. Apuesto que muchos realmente querríamos escuchar eso del nuevo presidente.

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  2. Salomón Vargas

    Las bendiciones de Dios antes que todo. Este análisis representa el pensamiento del 52% de los dominicanos que le dimos el voto de apoyo y el reclamo de cambio a Luis Abinader, el PRM y los demás partidos políticos aliados. El presidente electo debe demostrar desde el primer día, que, La Patria y el Pueblo serán su prioridad y que lo que pasará a partir del 16 de Agosto podrá llamarse “La Verdadera Democracia “.

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    1. dariomartinezb

      Yo lo veo con menos protagonismo para Abinader. Más protagonismo a los ciudadanos.

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  3. la manta

    Rodeado de la gente del PPH y del lastre político del antiguo PRD hoy PR de la M, dudo mucho que cumpla ni con la mitad de lo que han prometido, preparemosno los dominicanos a ver una nueva y moderna re edición de los gobiernos de Jorge blanco e Hipólito y su PPH.

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    1. dariomartinezb

      Precisamente por eso es que el enfoque de mi limonada no es que “llegaron los salvadores” y que ya seremos felices con un gobierno honesto… Por eso es que llamo a NO confiar en el PRM ni en sus funcionarios hasta que demuestren que van a perseguir la corrupción pasada y la que provocarán ellos mismos. Por eso justamente es que hago un llamado a mis lectores para que mantengamos la vigilancia y sigamos reclamando consecuencias.

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