El season finale de nuestro triste Juego de Tronos podría estar al torcer de la semana próxima cuando celebremos las elecciones presidenciales y congresuales pospuestas desde mayo por el COVID-19. Las calles en King’s Landing (me niego a usar la traducción) ya no tienen restricción y desde el fin de semana los partidos se han lanzado a las calles junto a miles de incautos que podrían convertirse en más muertos que los que se lambió Drogon.

Felizmente, hoy concluye este accidentado tramo de la campaña política, con cierres multitudinarios en varios lugares mientras el COVID-19 mira el jolgorio pacientemente en cada esquina. Ya que estás leyendo esto, aprovecho para pedirte que si te cuidabas del virus, te cuides como 20 veces más ahora.

El pasado sábado se publicó la última de una larga retahíla de encuestas políticas que durante más de tres meses y bajo el tufo de la pandemia fueron exacerbando ánimos, provocando sustos y pariendo incendiarias protestas y acusaciones de compras y ventas de reputaciones. Poca gente seria sale ilesa cuando se mete con políticos.

Si contamos desde las traumáticas primarias, vimos desfilar alrededor de 80 encuestas de opinión, cada cual pregonando su verdad, cada una lanzada como una flecha incierta en la oscuridad con la esperanza de dar en el blanco… ¿cuál acertará?

El Título XVII de la Ley Electoral (.pdf) establece que la Junta Central Electoral regulará todos los aspectos relacionados con la publicación de encuestas de opinión sobre temas electorales. El espíritu de esta regulación es minimizar la aparición de las famosas “encuestas boutique”, hechas a la medida por firmas golondrinas. Suena bonito, pero la realidad es que la medida ha servido para muy poca cosa.

A manera de teaser, les diré que apoyado en Internet, he recopilado los resultados finales de 25 encuestas publicadas en los pasados 65 días. Inicialmente, me iba a limitar solo a encuestas publicadas en junio, pero decidí ampliar el rango de fechas, siempre que se tratase de “la última encuesta” de firma reconocidas y de trayectoria previa al 2020.

Metodología

La JCE tiene en su website el listado de las firmas autorizadas a publicar estudios y sondeos de opinión (.docx). Entre abril de 2019 y febrero de este año, 59 firmas fueron aprobadas por la JCE para publicar estudios. Los sospechosos habituales figuran allí, como Gallup, Greenberg, Sigma Dos, ASISA. También existen firmas que nunca había escuchado.

Empecé buscando cada nombre de las firmas autorizadas en Internet, procurando encontrar sus informes ejecutivos o sus presentaciones formales. El primer hallazgo triste es notar que pocas empresas tienen website (ni siquiera un mísero WordPress). Casi todas tienen redes sociales, pero aún así muchas no publicaron sus trabajos en sus perfiles.

Tuve que apoyarme en la prensa y buscar “encuesta <empresa>” y cruzando informaciones entre varios medios pude construir lo básico de cada estudio. Sigue siendo lamentable que existan empresas que no desglosen su ficha técnica, aunque es justo reconocer que hemos avanzado en ese renglón, pues son menos las que omiten los datos básicos.

Hubo algunas encuestas (Cygnal, Gavindian, ACXIONA) que tuvieron la elegancia de consignar su muestreo desglosándolo por varias dimensiones demográficas clásicas como género, edad, nivel socioeconómico y geografía. Sin embargo, la mayoría se limitó a indicar el total de casos, margen de error y nivel de confianza. Por considerarlo importante, también me ocupé de capturar la metodología utilizada (presencial, telefónica o en línea).

El compendio está organizado por fecha de publicación, de la más reciente (Lerebours) a la más antigua del rango de fechas (ASISA).

25 flechas en la oscuridad

Las “legales” son mayoría

Mi compendio de 25 encuestas coteja las firmas que tienen autorización de la JCE para publicar sus resultados. 19 de las encuestas fueron realizadas por empresas reconocidas, quedando otras seis que, al menos a priori, no pude encontrar entre las 59 autorizadas (tienen franjas azules y NA en las columnas correspondientes). Cabe la posibilidad de que la razón social sean distinta a la marca de la encuesta y por ello no haya podido ubicarlas, pero eso le tocará a los interesados aclarar (y estaré presto a enmendar el cotejo).

De entrada, me sorprende que ASISA Research no haya publicado una actualización de su estudio, siendo el más reciente del 28 de abril. Esta firma en particular siempre había contribuido estudios de intención de votos pocos días antes de las elecciones en 2012 y 2016 (y acertando los ganadores aunque no siempre dentro del margen de error).

Asumo que ellos, junto a muchas otras empresas autorizadas, realizaron estudios con fines privados, una práctica que es bastante común y no tiene nada de malo. De hecho, muchas de las encuestas que he compilado indican claramente que fueron financiadas por tal o cual empresario, un bonus point hacia la transparencia.

Las debutantes también son mayoría

Las encuestas que en el listado tienen color amarillo se estrenan en la actual contienda pues no pude encontrar estudios similares en 2016 y 2012. Son 14 de 25, incluyendo las seis que no pude encontrar en el listado de la JCE.

La semana entrante revisaremos este cotejo para determinar cuál(es) encuesta(s) quedaron más cerca de la realidad final. Sin embargo, ahora me aventuro a decir que desconfío mucho de algunas encuestas, debido a que entiendo que han errado en construir un muestreo representativo de nuestra población votante.

En los días repasaré todo por si acaso encontrara algún otro estudio y agregarlo al compendio.

Las encuestas

Las flechas

Como puede observarse, ninguna encuesta da a Castillo como ganador en primera vuelta mientras que 14 de las 25 prevén un escenario en el que Abinader nos ahorraría el suplicio de un segundo cotejo a fin de este mes. 20 de 25 sondeos conceden que Abinader terminaría con mayor cantidad de votos que Castillo. Y en 25 de los 25 escenarios, el papel de Leonel Fernández solo cobraría importancia si hay segunda vuelta.

A priori, esto debería entusiasmar a los simpatizantes del PRM, pero yo recomendaría prudencia.

El fin de “las tres certeras”

En los comicios de 2016 y 2012 tres firmas encuestadoras resaltaron por su capacidad de predecir con exactitud casi quirúrgica los resultados de las elecciones: Gallup, Greenberg y Mark Penn (en 2012 Penn, Schoen & Berland). Esa merecida fama de certeras llegará a su fin en este proceso. Mientras Greenberg prevé un 56-29 y queda relativamente cerca del 54-36 Gallup (al menos en lo concerniente al proyectado ganador), Mark Penn se desmarca y no solo muestra el menor margen de ventaja, sino que echa un balde de agua fría a la idea de ganar en primera vuelta. Esta firma prevé un 47-35. Las tres asignan a Abinader como más votado, pero sus diferencias son tan amplias que definitivamente no habrá dos que puedan acertar en todo.

De esta terna, la que resulte más precisa en predecir el resultado final será aclamada como “lo último de lo muñequito” de ahora en adelante. Y con toda razón, porque reitero: Predecir el ganador en 2012 y 2016 era más fácil que prever el vencedor en este año. En ambos sorteos pasados, el partido gobernante fue el vencedor, y en ambos casos las circunstancias realmente favorecían la preferencia por el partido morado.

Pero ahora no

Como dije la semana pasada, el PLD “cuenta con los pobres” (a pesar de que cada año ellos dicen haber sacado un millón de personas de la pobreza). Lo que esto significa es que son las clases marginadas quienes decidirán la suerte del nuevo presidente, porque son mayoría absoluta del país. Y el gobierno (cualquiera que sea, y en cualquier lugar del mundo) se vale de los pobres para perpetuarse.

¿Y qué tiene eso que ver con las encuestas? Simplemente, que en mi compendio veo muy pocos estudios que han construido su muestra respetando la representación por nivel socioeconómico. Pocas encuestas desglosaron su muestra por NSE, y algunas de esas pocas apenas entrevistaron un 20% de personas en clases por debajo de media.

¿Por qué esto es delicado? Pues sencillamente porque las clases marginales (usualmente denominadas con las letras D y E en la mayoría de las escalas socioeconómicas) son una amplia mayoría en nuestro país. Construir una muestra que aspire a tener representatividad nacional debe reflejar esa realidad. Y me temo que muchas encuestadoras se centraron más en la clase media (que claramente favorece al PRM).

¿Cómo comprobar mi hipótesis? La forma ideal sería contar con los desgloses muestrales de las firmas encuestadoras, pero eso, me temo, no será posible,

Finalmente

Todo este afán de buscar “exactitud” en firmas encuestadoras queda supeditado a que los comicios sean reconocidos como transparentes, diáfanos y sin traumas. Personalmente me llama a sospechas que el PLD esté afanando con que se firme un supérfluo e innecesario “compromiso de respetar los resultados electorales” y que el mismo partido, que controla el Estado, gran parte de la prensa, los medios y los tres poderes, denuncie que la oposición (que marca puntera en todas las encuestas) está “preparando un mecanismo para desacreditar el proceso electoral“.

Comprometerse a respetar los resultados electorales es similar al viejo juego de “mete el deo ahí, que la cuquita no ‘tá ahí“. Primero, no hay que comprometerse a nada, pues es trabajo de la JCE garantizar la pulcritud de los comicios. Si la JCE hace su trabajo (y ruego a Monesvol que así sea), el que gana, gana y el que pierde se va a llorar a la playita. Es tan simple como eso. Pero comprometerse a aceptar resultados y si por manuerdiablo pasa un maco como ya pasó en febrero, es suicidio.

Con lo otro, mi reacción es risa. ¿El partido que 20 de 25 encuestas apuntan que obtendrá mayoría de votos y 16 de ellas mayoría absoluta va a desear hacer fraude? ¿No será al revés, que el partido que lleva 16 años en el poder, enquistado en el Estado, con muchísima tela que le pisen, estaría interesado en perpetuarse a la mala a través de un fraude? Ahí recordé el hechizo que también de niño invocaba cuando alguien me acusaba exactamente de la trampa que tal persona deseaba hacer: “¡Botellita de jerez, ‘to’ lo que tú digas será al revés!“.

Pero de vuelta a las encuestas…

Habrá ganadores y habrá muchos perdedores. Deseo que todo se resuelva el domingo, y no oculto que mi aspiración es que el PRM logre conquistar no solamente la presidencia sino muchas plazas en el congreso (no creo que la mayoría).

Ojalá Greenberg y Gallup acertaran, porque implicaría menos trauma y menos pataleo. Un resultado cercano al 50% solo implica que habrá que contar 20 veces. Sinceramente, tengo mis reservas de esas sean las firmas más precisas esta vez. Al final, quizás Bernardo Vega y Mark Penn tengan la mano en alto.

Y sobre todo, ojalá que el país por fin empiece a ser productivo en este “nuevo año 2020”.

Si finalmente el PRM termina venciendo al Estado, al PLD y al Penco, estaremos cerrando una era, una época. El PLD ya no será mayoría, el PRM habrá conquistado los mayores lauros en apenas su segundo torneo electoral, y tendrá la oportunidad de enderezar muchos entuertos…

Y estaremos mirando, mucho más atentos que nunca, desde la oposición.

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