Actualización: Muy temprano terminó el libreto de esta limonada. Aunque las Águilas hicieron su parte derrotando a los Toros del Este, la aplastante y contundente victoria de las Estrellas sobre los Gigantes selló todo el panorama. Las Águilas se despiden del torneo y van a acurrucarse con los Toros y los hace-casi-un-mes-muertos Leones y Tigres.

Las Estrellas y los Gigantes empezarán a disputar la corona el sábado en el Tetelo Vargas y cualquiera que gane el torneo será un campeón debutante en la Serie del Caribe. Los Gigantes regresan a la Serie Final por cuarta ocasión desde su inclusión en la LIDOM mientras que para los petromacorisanos será su decimosexta participación. Los Gigantes buscan su primera corona, las Estrellas su tercera (cuarta si aceptamos contar el torneo pre-LIDOM de 1936) y la primera en casi medio siglo.

Para mí como Aguilucho, este desenlace no es alegre aunque es lo que más probabilidad tenía de suceder. Quedan muchas lecciones por aprender de este torneo, pero me apena ver que son casi las mismas lecciones que vienen quedando como materia pendiente en el equipo desde hace años. Parece que no hay suficientes cabezas dispuestas a sentarse a aprender… Uffff.

Yo siempre he dicho que pierdo o gano una sola vez cada temporada. Otra vez me toca perder y lo que suceda de ahora en adelante no podrá saberme a triunfo, sino si acaso a gozo prestado. Me alegraré si la Serie Final discurre sin problemas y los equipos dan un buen espectáculo. No tengo preferencias, ojalá pudieran perder los dos jejejeje

Octubre no está lejos. De verdad que no.

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Las Águilas Cibaeñas, equipo que sigo desde hace más años de lo que es prudente confesar, perdieron un partido más, en un consistente y tétrico camino a tener una paupérrima participación en el Round Robin de la temporada 2014-2015.

La tropa de Santiago cayó ante las Estrellas Orientales, equipo que ocupa el segundo lugar y ante el que nos separa ahora una distancia de tres partidos completos. Al calendario del Round Robin sólo le restan tres fechas, lo que deja abierta la posibilidad de que aún las Águilas logren superar este Himalaya y disputar por primera vez una Serie Final contra los impresionantes Gigantes del Cibao.

Pero… ¿de qué tamaño es exactamente la probabilidad que nos queda a los Aguiluchos de no ver apagar el Estadio Cibao el próximo sábado? La realidad es que la probabilidad es muy pequeña, pero a pesar de ello, sigue siendo más que 0, por lo que me resisto a tirar la toalla. En mi amor por la estadística, no podía dejar de realizar este amargo cálculo y ofrecer la información precisa.

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Lo que queda del calendario

A cada uno de los equipos le restan tres partidos por jugar.

15 de enero: Las Águilas enfrentan mañana a los ya descalificados Toros del Este en Santiago mientras que los Gigantes del Cibao (que ya están en la Serie Final) viajan a San Pedro para verse contra las Estrellas.

16 de enero: Las Estrellas viajan a Santiago para lo que espero que sea su penúltimo juego contra las Águilas mientras que los Gigantes visitarán a los Toros en su corral.

17 de enero: Las Águilas brincan al Macorís del Jaya para disputar el último partido de Round Robin contra los Gigantes en esta temporada (pero confío que no será el último de enero), al tiempo que los Toros se despedirán del torneo recibiendo a las Estrellas en el Francisco Micheli.

Para que las Águilas se mantengan con vida, deben vencer a Toros, Estrellas y Gigantes sin margen de error, a la vez que las Estrellas deberán morder el polvo de la derrota ante Gigantes y Toros (y obviamente ante las Águilas en su encuentro del viernes).

De suceder esta complicada sucesión de eventos, Águilas y Estrellas terminarían empatados en el segundo lugar y las reglas establecen que en esos casos se celebraría un partido extra entre los empatados. Obviamente, la misión de las Águilas en ese brutal escenario sería ganar también el desempate y reeditar la historia que ya escribimos hace tres años cuando vencimos a los Tigres del Licey en un histórico juego de desempate. De aquella ocasión sobrevive un video que hice en persona, y que forma parte de los momentos más emocionantes que he vivido en mis años siguiendo al Águila.

Quiere esto decir que las Águilas necesitan ganar cuatro partidos seguidos y las Estrellas deberán perder sus cuatro compromisos a a vez.

El cálculo

El béisbol, a diferencia de otros deportes, tiene resultados binarios: O ganas o pierdes, pero no empatas. Esto significa que antes de iniciar cada partido existe un 50% de probabilidad de ganar el encuentro. Por supuesto, es justo reconocer que eso no es tan simple pues habría que considerar una serie de factores endógenos y exógenos de los equipos, de los peloteros y hasta de los estadios para realizar un cálculo más preciso de la probabilidad de que un equipo gane a otro en tales circunstancias, pero para los fines de resultados, la probabilidad siempre será la misma: 50% para cada conjunto.

Esto puede sonar esperanzador, pero realmente no lo es mucho. Las Águilas enfrentan un panorama donde nada puede salir mal, en donde cualquier resultado adverso automáticamente apaga el Estadio Cibao. La mentalidad de los peloteros aguiluchos debe ser la de salir a ganar “un partido y nada más”, pero ya su destino no depende solamente de ello, sino que debemos jugar mirando la otra pizarra por el resto de este torneo.

En estadística, las probabilidades binarias sucesivas se pueden multiplicar para calcular la probabilidad de que una cadena de resultados suceda. En este caso, sería algo como esto:

(0.5 x 0.5 x 0.5 x 0.5) x (0.5 x 0.5)

La primera parte en amarillo representa los partidos que las Águilas deben ganar, mientras que la segunda parte pertenece a los juegos que las Estrellas deben perder. Por supuesto, si las Águilas le ganan a las Estrellas el viernes y el necesario desempate, no hay que incluir esas dos derrotas del lado verde.

El pase a la final para las Águilas se reduce a un microscópico 0.015625, o lo que es igual a un 1.56%.

En resumen, las Aguilas ya no están al borde del precipicio. No, estamos con todo el cuerpo colgando sobre un inmenso abismo y sólo nos estamos agarrando de una ramita de laurel.

Pero ya que estamos soñando…

Si ya me he tomado la molestia de escribir esta limonada demasiado técnica e intencional y descaradamente buscadora-de-la-quinta-pata-del-gato, ¿por qué no completar y calcular las probabilidades de que las Águilas no solamente reediten el milagro y pasen a la Serie Final, sino de que también la ganen por barrida ante los Gigantes?

Repito, ¿por qué no? Nadie dijo que la estadística no podía ser audaz y atrevida, amigos… y para un tipo que lleva décadas viendo cómo nos hacemos “queseyoqué mentales” con los políticos y los religiosos, ¿qué de malo tiene que yo quiera aferrarme no a una ramita, sino a una hojita de la ramita que me sostiene de la muerte?

No sean mambruses, ustedes harían lo mismo en mi lugar.

Que las Águilas hilvanen una cadena de nueve victorias consecutivas (incluyendo dos necesarias derrotas de las Estrellas) es simple: La probabilidad de lograrlo es de…

(0.5 x 0.5 x 0.5 x 0.5) x (0.5 x 0.5) x (0.5 x 0.5 x 0.5 x 0.5 x 0.5) = 0.00048828125, es decir, 0.049%. La mitad de la décima parte del 1%.

“You may say I’m a dreamer…” pero na, esa es mi hojita de la ramita de laurel. Solamente cuando los números no alcancen yo me siento a esperar Octubre. Y eso todavía no ha pasado. Estoy muy claro de que es más fácil que el Bobby de Nylon se meta en amores con Giselle Bundchen o que el Bacho llegue a ser Presidente, que las Águilas logren siquiera ganar un partido más, cuánto menos cuatro seguidos (con dos poco probables derrotas de las Estrellas), pero mientras la cosa no de 0 total, yo sigo al pie del cañón.

Y ya… eso es.

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