Lucía

Pesó 8.5 libras, midió al nacer 51 centímetros. Nació llena de cabello, nada raro si recuerdo que su padre no necesita almohada para dormir. El pasado jueves 17 mi hermano José Ramón (mejor conocido en todo el mundo como “Monón”) y su esposa Estivalia, iniciaron su toma de docencia en la materia más larga y… Continue reading

2005

Creo que ya antes he estado aquí. Primer día de otro año nuevo, y tengo en mis manos una nueva baraja de cartas llenas de interrogantes. A mis espaldas han quedado las 366 cartas que vi pasar hasta ayer, y al examinarlas descubro, como siempre, que he tenido sonrisas y lágrimas, aunque felizmente más de… Continue reading

Nelson

Tembloroso, con los nervios hechos un manojo mientras los vagones de la vida frente a él pasaban mientras diez mil otras desdichas lo ignoraban mientras la angustia, o más que angustia, la agonía lo arropaba. Sobre sí mismo se envolvía como un ovillo de golpes y cicatrices con su mirada triste de hambre sin cariño,… Continue reading

Sexo

Envuelto en su lujuria existencial, se acercaba a ella, que lo esperaba siempre tan serena y callada. Con su porte de Dios omnipresente la rodeaba; sus ojos, azules como el infinito profundo, alcanzaban a ver hasta la esquina más redonda de su cuerpo, y aunque conocía desde años proverbiales hasta sus más secretas grutas, no… Continue reading

Mi amiga

La de la profunda mirada, a veces perdida en un punto focal imaginario, más veces atenta al contoneo del humo que baila en la punta de su cigarrillo. La de la negra cabellera, que se derrama abundante y pródiga en cascada sobre sus hombros y mis ansias, con igual intensidad que despreocupación. La de la… Continue reading

Hoy

Te confieso que tengo miedo. No pude prepararme correctamente para hacer frente a los temores que me asaltan. Me habían contado que al verte por primera vez, me sentiría lleno de incertidumbres, y yo procuré estar listo… Pero ahora te veo ante mí y me convenzo de que nada podría haberme anticipado esta sensación. Hoy me doy cuenta de que tu individualidad comienza con mi incapacidad de prever la diversidad de emociones que me provocas.

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