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Todo acontecía de forma normal en nuestra selva de cemento en los días previos a las elecciones. Cierto, con una sobredosis de encuestas, pero eso ya es parte del folclore de la campaña. Que tal encuesta da a fulano arriba y tal otra da a mengano ganao, es ya común. Las encuestadoras serias tienen que convivir junto a aquellas dirigidas por agoreros y charlatanes pagados por intereses partidistas o simplemente por un gadejo visceral que les combina con su falta de ética y su desvergüenza. Las firmas de investigación estadística respetables no tienen más remedio que mantenerse en bajo perfil, trabajando y defendiendo sus estudios, esperando que la gente, al ver los resultados, aprenda a no creer en los aparecidos de turno.

Pero vino Sergio Bendixen y “revolucionó” el mundo de las encuestas con su farandulezco protagonismo, convirtiéndose inmediatamente en el centro de la disidencia estadística. Ofreció donar un millón de pesos a la Liga Dominicana Contra el Cáncer si finalmente los resultados no eran como decía su estudio. Y yo supe que estábamos ante un encantador de serpientes… o ante la serpiente misma, tal vez.

La fábula de Bendixen

Hoy martes era el día en el que Sergio Bendixen se presentaría ante los medios y daría la cara para celebrar o para donar. Y sí, temprano estuvo en el telediario Uno+Uno. Le tocaba donar el millón de pesos que prometió a la Liga Dominicana Contra el Cáncer. No lo hizo. Justifica que sus resultados “fueron certeros” y que no se equivocó. Habla de que hay un lío de actas en la Junta Central Electoral. Que no donará el dinero porque “hay un maco”.

Y tiene razón Bendixen. Hay un maco. Uno enorme, peruano radicado en Estados Unidos, y que ha creado fama por ser más polémico que los polémicos resultados de sus encuestas. Bendixen entregó cinco estudios “de sastrería” (palabra que casualmente rima con “rastrería”) en donde indicaba que el candidato del PRD Hipólito Mejía vencería en las elecciones del pasado domingo. No fue el único, pues también el Centro Económico del Cibao, Ana María Acevedo y JZ Analytics pronosticaron una victoria de Mejía en las urnas. La diferencia de Bendixen fue que apostó a sus resultados, y perdió.

Sergio Bendixen

Hoy Sergio Bendixen recula y nos hace un cuento de que donde dije digo dije diego, que no se equivocó y que no pagará la deuda autoimpuesta por su arrogancia.

No me sorprende, repito, que hayan encuestas que consistentemente se divorcien de la realidad. No sé por qué sucede pero este país cada día será más cuidadoso y pelafustanes y manipuladores como Sergio Bendixen cada día encontrarán menos trabajo.

Las encuestadoras que fallaron igualmente serán recordadas por mí cada vez que presenten hallazgos, para que la gente los tome con más cuidado que lo usual. Hay algunas que son reincidentes en hablar disparates y fracasar garrafalmente en sus predicciones. El negocio de las encuestas es un negocio donde la confianza es la mejor publicidad, y hay encuestadoras en las que no debemos confiar nunca más. La reputación de Sergio Bendixen queda (más) dañada de lo que ya estaba cuando llegó al país. No se olvidará su nombre (yo me encargaré de recordarlo cada vez que se atreva a pisar playas criollas).

Finalmente, lo que más lamento de la babosada mediática de esta basura de encuestador, es que haya utilizado como carnada de su fabulación a una institución loable y verdaderamente necesitada de fondos, como la Liga Dominicana Contra el Cáncer. No suelo decir groserías en mi blog, pero esto es demasiado. Sergio Bendixen, TU MALDITA MADRE por estar usando a la Liga Dominicana Contra el Cáncer como parte de tu sucia publicidad.