El ojo del huracán

El país es un infierno. Mientras el sol calienta las cabezas de miles de conductores, se enervan los ánimos y Doña Imprudencia junto con sus canchanchanas Doña Desconsideración y Doña Insolencia campean por todas las esquinas, como demonios medievales, encontrando casa en las almas de todos los conductores que se esfuerzan vehementemente por guiar sus autos por encima de todos y adornando sus acciones con los más enconados epítetos que le dicta Doña Vagabundería desde un rincón.

La ciudad es un infierno. Al sancocho de hierro de colores y hedor de gasolina adulterada que se quema sin remedio perfumando la escena del párrafo anterior, se suma la irracional e irreverente comparsa de charlatanes que se agrupan como manada de imbéciles en cualquier esquina armados con banderas, gorras, camisetas y escoltados por una monstruosa “Disco-Light” que no cesa de vomitar estiércol sonoro a toda potencia, contaminando a sus zánganos alrededor y a todo el infeliz que, imposibilidado de hacer nada más, tiene que tragarse la dosis procurando apurar el paso, para lo cual recurre nuevamente y como si falta le hiciera, a las demonias de la Cofradía de la Poca Civilidad que ya azuzaban sus ánimos antes.

Mi casa es un infierno. Ha sido invadida por la porquería de todos estos turpenes. Es una sucursal en miniatura del Hades, desdibujando la imagen del Sueño Americano con su “Home Sweet Home” para en su lugar colocar propaganda del infierno, donde los diablos de la mentira nos juran por Doña Tatica la mamá de Jack Veneno (quien ahora es un demonio también) que los que quedan se van, que los que están no hacen nada, que los que hace tiempo no están deberían volver porque saben hacerlo mejor. Bombardeo inmisericorde. Implacable. Y podríamos empapelar una casa con toda la mierda política que nos llega en la prensa, y sobraría para hacer una fogata… sí, qué lindo sería! Hacer una fogata y cocinar a todos estos hijos de su maldita madre que han gastado tal millonada en nada. En hacer nada. En quemar papeletas para nada.

Mi televisor es un infierno, y no hay manera de ver 10 minutos de ningún canal sin que aparezca un patético payaso abrazando viejas y cargando niños pobres, caminando por calles que jamás conocieron, saludando a un grupo de infelices que cegados por doscientos pesos y una gorra con su maldita cara le hacen coro y brincan y saltan y patalean, y juran que ya sí les llegó la salvación, que ahora sí van a hacer algo por ellos… Y el circo se repite todo el tiempo, cambian el jacho por la estrella y luego por el gallo, y hasta un toro que muestra orgulloso sus cojones entra al ruedo. Cambian los colores como un caleidoscopio de porquería, y se suceden unos con otros mientras abusan del arcoíris, mientras prostituyen el prisma que solía ser hermoso.

Mi vida es un infierno. No la he elegido yo, por supuesto. Es un infierno impuesto por este grupo de inconsecuentes que han vertido su podredumbre en mi ser por todos los sentidos que han podido. Lamentablemente todo a mi alrededor sí está sucio de basura política, y se me dificulta vivir sin comerme la mierda propagandística que el grupito de caras-de-culo que nos gobiernan o nos quieren gobernar propele con pasmosa profusidad. A mi alrededor todo está dañado.

No han llegado a mi alma, claro está. Aún la domino. Aún la conservo. Mi mente también es mía, no han podido embaucarla, no ha logrado dominarla. Mi conciencia sigue a mi lado, no la han comprado, no la he vendido. Mi memoria llega más allá de 2 años, más allá de 4 años, mi memoria sigue intacta y recuerda todos los episodios de prostitución ideológica que han escenificado el grupo de bocas-sucias que han cacareado tanto tiempo. Demasiado tiempo. ¡Qué pendejos somos! Estos imbéciles tienen meses cagando mierda política por todas partes (hasta por correo electrónico) y no nos detenemos a pensar en lo que eso cuesta. A estos amigos del dispendio le regalaron casi 600 millones de pesos y ellos hicieron como el dicho: “A lo que nada nos cuesta, hagámosle fiesta” y en cuestión de algunos meses hemos asistido a un espectáculo de quema de pólvora que sencillamente raya en lo vulgar.

¿Por qué, coño? ¿Por qué hay que darles cuartos a estos mojones para que gasten en cagadera? ¡No jodan, que busquen ellos mismos su dinero! Ah no, es que somos una Potencia Mundial, nos sobra el dinero, podemos gastarlo en esa bicoca.

Yeah, right. Tres meses de mierda política que cesó anoche.

Hoy no se irá la luz, porque es políticamente imprudente provocar apagones antes de las elecciones.

Hoy el tránsito es reducido, porque muchos añépidos se fueron a sus lugares natales a votar, y también muchos otros (más inteligentes) cuadraron un puente conveniente y han salido -huido- del jolgorio final. Y la ciudad está en Viernes Santo un lunes. ¡Bendita sea ella!

Hoy abriré los periódicos y los encontraré con ofertas de supermercados, con fotos de rebajar antes del verano, con mil y un celular barato, y cosas así. Lamentablemente los periódicos también traerán noticias (no hay felicidad completa), pero la descarga de toda esa mierda política hace que uno las soporte un poco más, sin tener que ver en cada página la maldita cara de un comemierda que sonríe y jura que hasta va a curar el pecho apretao.

Hoy encenderé la TV y podré ver programas de televisión sin que me salga un anormal abrazando una vieja para luego huir a su jeepeta a desinfectarse con Windex y perfumarse con su Chanel #666 y quedar oloroso otra vez, hasta la próxima vieja.

Hoy no encontraré ningún grupito de sin-oficios bandereando en las esquinas, bailando al ritmo de melodías abusivas compuestas para burlarse de los incautos.

Hoy…

El ojo del huracán

El ojo del huracán

¡Coño, ya caigo! ¡Estamos en medio del huracán! Esta es la paz y la tranquilidad que ocurre cuando el remolino de vientos pasa sobre nosotros y nos da esa sensación de alivio… Carajo, ¿no podemos hacer que dure una semana este día? Esta paz, efímera como casi todas, apenas durará hasta mañana. El miércoles (y según los pronósticos desde mañana mismo después del mediodía) volveremos a la misma vaina. Variarán algunas cosas, pero volveremos a comer mierda política. A embadurnarnos de la porquería que estos pendejos nos acostumbraron.

Disfrutaré este día deseando, aunque por una razón distinta, que se cumpla el bolero aquél que canta “Reloj, no marques las horas”.

5 Comments El ojo del huracán

  1. ~*~* Roxx ~*~*~

    Efectivamente …. en el ojo del huracan !!!

    Veremos que pasa despues del martes !!

    Politica esta que me tiene hastiada !!

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  2. Sandra

    Darío, definitivamente leerte es un placer, cuantas verdades!!!
    Una de las situaciones más deprimentes son estas fucking campañas electorales.
    Dios nos agarre confesados!

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  3. Carolina Volquez

    Chamo.. con una palabra es suficiente.. pues abarcara todo.. lo que dijiste y lo que falto decir…

    !! Su Mardita ..M#!@$#!@#$…
    no tienen la culpa… aunque algunas si.. pero tenia que desahogarme.. no vaya a ser cosa…

    Chamo.. Genial como siempre!! asblo.. como siempre das un jonron por los 411..

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  4. Elizabeth

    hay Dios mio cuantas verdades acabas de escribir, bueno .

    gracias a Dios que ya salimos de eso lo que si se es que los tigueres aparte de los RD$200.00 pesos extrañaran la chaticaaaa que no se puede quedar.

    y como diria mi hna continue ahi daddy yankeeeee
    jajajaja aaaaaaah coquito

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  5. El Pequeño

    Si bien es cierto que ahora mismo estamos en el ojo del huracan, como dije en mi blog hace un rato, con el solo hecho de saber que a partir del dia 30, sino es que antes, vamos a tener alrededor de año y medio de descanso de la maldita campaña, ya vamos ganando!!!

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