Dicen las malas lenguas que ya me toca usar el cuarto dígito cuando me pidan llenar mi edad en cualquier formulario. A todos esos criminales del calendario les digo que no es cierto. Parodiando al Flaco de Úbeda, yo apenas tengo treinta y diez años, y para mi suerte, casi nadie me lo cree. Pero bien, la realidad es que hace ya 40 años que Mildred Batlle Pérez, en el modernísimo (para la época) Centro Médico UCE se recibió de madre cuando un desconsiderado médico obstetra me dio una nalgada en mis ya escasas nalgas y le anuncié a esa jovencita banileja que yo había llegado.
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