George Nader tiene mucha suerte de que no organizó su espectáculo en un país del Medio Oriente. A esta hora ya estaría rellenadito de metralla o algo parecido. Quizás un día, en un futuro que no veo que llegue pronto, seremos capaces de exigir que se nos respete como público, que se nos haga cumplir lo que compramos.
Continue reading