¿Quién no recuerda la canción más popular del verano de 1996? Fue esa desenfadada y ácida crítica a nuestra superficialidad, escrita e interpretada por el enigmático Juan Antonio Castillo, conocido para entonces en España con el sugerente nombre de Juan Antonio Canta. La Danza de los 40 Limones se convirtió en un himno no sólo en España sino en toda América hispanoparlante. Hay quienes dicen que su éxito se debió a la música, simple de seguir y bien rítmica. A mí, en cambio, siempre me pareció excelente la lírica.
Continue reading