Mucho tiempo me resistí a la tentación de abrir una cuenta en Twitter. Creo que la principal razón de ello era que, como muchos, no entendía para qué rayos servía eso. No le veía mucho sentido (y no culpo a quien aún no le encuentre el chiste), y como no soy muy amigo de tener servicios a menos que realmente los vaya a utilizar, pues Twitter permaneció ignorado por largo tiempo.
Entonces llegó mi BlackBerry y como que de repente tomó sentido tener una manera rápida de enterarme de lo que pasaba a mi alrededor. Y así, el 28 de enero de 2009, hace hoy justamente un año, caí en el gancho de abrir mi cuenta.
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