Las sociedades, como todo en la vida, son entidades en movimiento. El cambio, ya lo saben ustedes, es la única constante. Por eso, cuando miramos hacia el pasado podemos percibir cómo hemos cambiado en cientos de cosas. Que si la música de ahora es una porquería, no lo sé… pero sé que ha cambiado. Que si hacer cientos de trámites legales ahora es más fácil, no lo sé… pero es diferente. Los cambios no son malos en sí mismos.
En las pasadas elecciones nos vendieron un “cambio” que tarda en llegar más de lo que estamos dispuestos a esperar. Y lo que es peor, al ver el rumbo que van tomando algunas cosas, asusta pensar que pusimos la reversa. Pero no, no quiero botar tu atención hablando de las “familias preferidas” del gobierno, ni sobre lo insólito que es hablar de más impuestos cuando aún sobran muchas instituciones, hay demasiados barrilitos y todavía nadie se le ocurre que es buena idea ahorrarse los cuartos que la JCE regala a los partidos. De verdad, eso sería aburrido, ¿no?
A riesgo de pecar de ombliguista y crédulo, quiero esta vez hablar de un cambio fundamental que hemos venido experimentando como sociedad, y que debemos continuar expandiendo (sobre todo fuera de las redes sociales).
Quiero hablar de nuestro papel como oposición.
A contravía
El dominicano básico es tan corto de vista que cree que la vida funciona como un interruptor de la luz. O te enciendes o te apagas. Si estás encendido es porque no estás apagado y al revés (¿me perdonan el silogismo PencoSorayístico?).
Cuando en junio muchos criticábamos el desgobierno del Peledé, éramos claramente perremeístas; más aún cuando confesamos que votamos por los candidatos del PRM en las elecciones de marzo y julio. “Ahí ta, con razón ataca al Peledé, es un perremeísta a la franca” decían. Muy pocos se detuvieron a pensar que los votos reales del PRM fueron muy pocos, pero que vencieron apalancados por los cientos de miles que votamos en contra de la peste morada.
Hoy que el Peledé es parte de un lúgubre pasado (y ojalá así quede por mucho tiempo), ahora que los “popis riquitos y blanquitos” del PRM dominan el Ejecutivo, el Legislativo y el Municipal, los que tenemos la osadía de cuestionar desaciertos de las nuevas autoridades recibimos el mote de “peledeosos dolidos”. Más aún, los peledeístas nos buscan el lado pues creen que los estamos apoyando.
José Martínez Brito lo definió claramente en estos tuits:
Oposición inteligente
Soy Aguilucho, pero a pesar de las ventajas que podría haber en que todos mis amigos y familiares fueran tan inteligentes como yo y también fueran Aguiluchos, creo que el béisbol perdería demasiado importancia. La disidencia es válida, necesaria y deseable, pero necesita ser inteligente. Siguiendo con la pelota, de las mejores tertulias beisbolísticas que puedo tener las tengo con Pedro Genaro Rodríguez, un acérrimo fanático azul. A lo largo de los años hemos hablado de decenas de partidos, comentado montones de jugadas, cogido y dado cuerda con respeto y altura.
Por eso mismo, es necesario que haya más gente dispuesta a criticar las medidas del gobierno sin importar que “la cachucha” del presidente sea morada, celeste o alguna otra. En este país, la crítica política es necesaria, hoy más que nunca. Y no, “la oposición” no son los partidos, ese cuento es uno de los más grandes engaños que nos han inculcado. Pensar que el papel de opositores solo le toca a los partidos que no están en el poder es regalar un poder inmenso que tenemos.
Y que, volviendo al principio, creo firmemente que es parte del verdadero cambio que hemos experimentado como sociedad.
Quizás vimos con recelo que un inmenso partido como el PLD se despedazara ante nuestros ojos por orgullos personales. Quizás nos enculillamos como sociedad cuando la JCE “cometió el error” de hacer un ridículo grotesco en las elecciones que debieron ser el 15 de febrero. Quizás fue que nos jartamos de que nos jodieran.
Quizás hay más razones. Pero sí estoy seguro de que hoy somos más que nunca los que estamos atentos a lo que pasa en la política. Ahora somos más los que estamos dispuestos a denunciar lo mal hecho, a protestar contra cosas que no están claras. De un tiempo a esta parte, la denuncia ciudadana ha sido más frecuente, ejercida por gente normal como tú o yo. Ese cambio, creo yo, es esperanzador.
La semana pasada, el gobierno empezó a mostrar el bate con el que pretendía golpearnos. Convenientemente, lo llama “sacrificio transitorio”. Pero de ser un aparente “roadmap” para el 2021, ya estamos en “negociaciones” y el presidente Abinader ha anunciado que se dirigirá a la nación mañana para tratar estos temas. Estoy seguro de que esa alocución no estaba en su agenda, y en eso es que debemos fijarnos: Nosotros podemos obligar a un presidente a que reencabuye su trompo. Tenemos el poder de negociar con el gobierno.
Por supuesto, las entelequias políticas de siempre intentaron sacar partido que nuestro envalontamiento y de inmediato vimos a José Ramón “Ajo” Peralta y a Lucía “Mochila” Medina “uniéndose a nuestro lado” para impedir nuevos impuestos. Felizmente, muchos de nosotros ya estamos curados y sabemos que esa gentuza no representa a nadie más que a ellos mismos. Quedaron en ridículo. Y debemos mantenerlos ahí, cada vez que abran sus nauseabundas bocas para criticar desaciertos del gobierno, deberán recordar que ellos son reos del mismo desorden.
¿Cómo ser opositor?
A ti que has tenido el tupé de leer hasta aquí, te pido: Sé más vocal, sé más activo en temas de sociopolítica, no dejes que tu desacuerdo quede sin exposición. No pretendo que ahora nos convirtamos en quejones de todo, y creo que entiendes que no es el punto. A lo que aspiro es que seamos la verdadera oposición que necesita nuestro país. El Peledé NO tiene con qué ser oposición. La Fuerza del Pueblo es el mismo Peledé disfrazado. Nos toca a nosotros, quizás por primera vez, administrar la soga que le daremos al gobierno de turno. No cometamos el pendejo error que cometimos en 2004, que le dejamos el país suelto en banda al cáncer que resultó Leonel, Danilo y sus secuaces. Si volvemos a ser tan mojones y tan pasivos, es totalmente seguro que Abinader y su séquito de popis van a superar las asquerosidades que el Peledé nos hizo.
La verdadera oposición somos nosotros. Quizás ahora estamos más en redes sociales, y por eso dije arriba que pecaría de ombliguista y crédulo, pues sé que a nivel de país las cosas son más difíciles. Pero es necesario que seamos replicadores del sentimiento de oposición. Habla con tu servicio, con tu salonera, con tu mecánico, con el limpiabotas, con todo el que puedas. En cada ocasión, educa. Procura preguntar qué piensan de tal vaina nueva, y oriéntalos sobre su papel. Si hay una manera de hacer patria, esa es.
Haz tu parte, que la recompensa será más real que los trillones de los Rosario.
Estoy más que convencida de que debemos asumir nuestro rol como sociedad y como pueblo , en lo personal nadie me representa ni los que estaban ni los que llegan , me represento a mi misma y en ese orden todos somos pueblo. Debemos usar esta plataforma que nos brindas estimado Dario , justamente para comunicarle a nuestros empleados (funcionarios públicos) porque eso es lo que son , que ellos no están por encima de nosotros, que si se ejerciera la política con el propósito justo y noble para el cual fue creada tendrían que velar diariamente por el interés y bienestar del pueblo como representantes del mismo, pero como es evidente que a todos ellos eso se les dificulta un poquito, entonces la ciudadanía ejerciendo su sublime derecho a la Democracia tendrá que permenecen atenta para guiarlos en el camino de lo correcto . Vamos a trabajar a favor de lo que somos , somos la clase obrera que con su sustente mantiene este país en pié. No permitamos que se tome ni una sola decisión sin antes ser consultada con el pueblo.
Whoa, trozo de comentario, Yini! Ese es el espíritu de mi escrito, la vigilancia que debemos ejercer es hoy más importante que nunca. Que tengan la soga cortita.
Excelente aporte. Gracias.
Las cosas dichas, “as usual”, con lenguaje ameno, que no deja lugar a dudas en cuanto al fondo, y con su carga de picardía.
Abarcas mucho, incluso el “detallito” de educar. Sin reproches, sólo tratar de crear conciencia. Que el Gobierno no es el amo del país. Que las personas que lo conforman tienen defectos, visibles y no visibles, que debemos vigilar.
Hace un tiempito corto vi una entrevista al Primer Ministro danés y me conmocionó. Mencionó un caso de corrupción de los años 80 como el más reciente. El entrevistador, Jordi Évole (español), luego encuestó en la calle a varias personas y casi ninguna sabía de un caso de corrupción, esto debido a la edad de los entrevistados que eran en su mayoría jóvenes.
En estas dos últimas semanas vi la serie de Netflix “Borgen” y me encantó. Precisamente sobre la política en Dinamarca.
Qué tiene que ver esto mencionado anteriormente con tu artículo? que es el pueblo que debe decidir lo que le conviene y lo que no.
Además, estoy de acuerdo contigo, enter otros puntos, en que mucha gente no votó por el PRM sino en contra de los ladrones.
Y la costumbre en RD de “afiliarte” a un partido opuesto al que criticas como si sólo los militantes de los partidos son los que se preocupan por la política. Ignorancia, pura ignorancia.
Que estés bien
Gracias por la lectoría y comentarios, Yuri. En mis escritos suelo enfatizar la labor de educación que necesitamos hacer en muchas cosas (por ejemplo, la semana pasada promovía que los padres sean educados en lo concerniente al cuidado de sus hijos). En esto de hacer oposición, quizás sea más difícil, porque a los propios partidos políticos no les conviene mucho que la ciudadanía sea más crítica y alerta. Pero sí, es necesario que entre todos denunciemos más, que hagamos más ejercicio crítico de las cosas. Yo no voy a decir que “desconfío” de Abinader y su gente, pero sí creo que son capaces de hacer muchas bellaquerías si los dejamos.
Voy a anotar la serie que mencionas en mi interminable lista de cosas por ver… jejeje
Para que la sociedad sea la verdadera oposición, algunas cosas deben cambiar. La primera de ellas es dejar de ver la política como un ticket para salir de la pobreza y “limpiarse”. Esto lo digo desde el punto de vista de hacer una carrera en política con el objetivo de algún día llegar al estado y servirse con la cuchara grande, al nivel que sea. Lo segundo que debe cambiar es ver al estado como propiedad de un partido x. Si algo nunca ha habido en este país es continuidad del estado, y eso ocurre porque desde que se instala un gobierno lo primero que ocurre es una limpieza masiva de personal para colocar a los compañeros, con el resultado de que toma meses a las nuevas autoridades arrancar. Eso NO es justo para la ciudadanía. Lo tercero es dejar la doble moral a un lado. La mayoría de la gente sufre de exigir orden al tiempo que por su lado ejerce desorden. La gente quiere mano dura, pero cuando les toca enfrentar mano dura, se quejan. Este último punto no necesita mucha explicación, así que hasta ahí lo dejo. Lo cuarto que debe cambiar es la idea de que el estado es un botín infinito que todo lo aguanta. Hay gente que al proveer servicios o bienes al estado se aprovecha para inflar costos de una manera absurda, con la excusa de que el estado no paga. Hay gente que hace amarres con funcionarios para lugar un contrato, y así por el estilo. ¿Adivina qué? Todos ellos en algún momento fueron “oposición”.