Empezaré dejando claro que no soy psicólogo ni psiquiatra ni profesional de la salud. Soy solo un hombre común, con trabajo, familia, problemas y alegrías bastante normales. Desde la ignorancia que me arropa, pido perdón por tocar un tema que no manejo, pero precisamente debido a mi ignorancia, creo que es importante escribir esta limonada.

Quiero hablar del suicidio, de la depresión y de las enfermedades mentales.

Hoy se observa el Día Mundial de la Salud Mental y llega en la misma semana en que Juan Francisco Núñez decidió terminar con su vida lanzándose al vacío y dejando un vídeo que me provocó más preguntas que las respuestas que (quizás) pretendía ofrecer. Su muerte puso sobre el tapete, una vez más, el incómodo y siempre postergado tema de las afecciones mentales. Y además, me ayudó a comprobar que así como yo soy un ignorante en temas de salud mental, muchas personas a mi alrededor también se sienten ignorantes.

Los números

Según la Organización Mundial de la Salud, alrededor del 3.5% de la población mundial padece depresión en alguna de sus múltiples manifestaciones. Afecta mucho más a mujeres que a hombres y es más frecuente entre jóvenes y ancianos que entre adultos de mediana edad.

Sin embargo, la depresión es solo una de las ¡más de 200! enfermedades mentales identificadas (aunque la segunda más común, superada solo por el trastorno de ansiedad). Se estima que más del 10% de la población mundial padece algún tipo de condición mental identificada y en ocasiones un paciente puede presentar varias afecciones simultáneamente (por ejemplo, cerca de la mitad de los pacientes depresivos también son pacientes de ansiedad y viceversa).

Extraído de este completo trabajo de OurWorldinData

Por supuesto, estos números solo presentan el lado estadístico de un problema mucho más complejo. Confío en que las cifras basten para estar de acuerdo en que la salud mental es un tema de alta importancia para cualquier persona, sociedad, país.

Lo que no sé

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Foto: Kat Jayne

Dije antes que lo que me motiva a escribir esta limonada es mi ignorancia, y lo digo en serio. No sé identificar las señales que manifiestan las personas depresivas y que de alguna manera son involuntarios gritos pidiendo ayuda. No sé leer un mensaje o escuchar una nota de voz o mirar unos ojos y tener la perspicacia de poner un “bookmark” para quizás atar cabos que podrían ser salvadores. Ni siquiera tengo el tacto para abordar una persona depresiva sin temor de herirla y ahondar su condición. Simplemente, no sé cómo actuar, no sé cómo lidiar con este complejo asunto.

Las enfermedades físicas tienen “la ventaja” de que en la mayoría de los casos presentan síntomas visibles que con el tiempo uno ha aprendido a asimilar. Pero con las afecciones mentales la cosa es mucho más nebulosa, ya que muchas veces nada en el exterior revela que alguien vive un infierno por dentro.

Y encima de todo, queda el morbo y el bullying que conlleva ser etiquetado con un problema mental. Todavía ir a una consulta psicológica (y mucho peor, una psiquiátrica) es visto como ocasión de burla y escarnio, cuando a mí me parece que quien busca soluciones a sus padecimientos mentales lo que necesita es apoyo, aplauso y acompañamiento.

Con todas estas lagunas que tengo y que confieso francamente aquí, me pregunto ¿en qué he fallado para ser tan ignorante de estos temas? ¿Quizás es porque he tenido la suerte de no vivir de cerca con alguien paciente de alguna afección mental? ¿Quizás me ha faltado leer más, investigar a fondo, hacer preguntas? En este caso, la presente limonada es una invitación, una súplica a que se hable más de estos temas.

Según las nuevas autoridades, la salud de nuestra sociedad es una de sus prioridades más importantes. ¿Hay algún plan específico de parte de Salud Pública para ayudar más y mejor a pacientes de trastornos mentales? ¿Alguna normativa en preparación para facilitar que los pacientes asegurados en SeNaSa o las empresas privadas tengan cobertura psicológica y psiquiátrica? ¿Quién sabe si existe algún seguro médico privado que tenga cobertura de estos servicios profesionales y los medicamentos más comunes de tratamiento?

Que no sea en vano

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Foto: Lukas

La familia de Juan Francisco Núñez seguramente no quería que él muriera de esa manera. No puedo ni imaginar cómo se sienten ellos y sospecho que muchos ignoraban las mismas cosas que he confesado y hoy lamentan no haber sabido leer las señales, tener el tacto y poder ayudar desde la oportunidad. Intenta por un momento ponerte en los zapatos de la esposa o los hijos de este hombre. Que en vez de tú estar leyendo mis palabras estuvieras en una casa vacía de su voz sin comprender por qué una persona que “no tenía ningun problema y era un buen vecino” tomó esa fatídica decisión.

Desde mi ignorancia quiero sentir empatía. Quiero que se hable más de la salud mental, de depresión, de ansiedad. Aspiro a que estos temas sean tomados con la seriedad que sus víctimas requieren, Que desde el Estado y desde el sector privado se eduque a la población. Que se provea orientación a los atribulados de las enfermedades mentales, pero (quizás más aún) orientación y guía a los familiares que, como yo, viven en ignorancia de estos temas.

Yo le tengo miedo a la depresión. Es una afección que carcome en silencio y por dentro, y que rara vez el que la padece sabe identificarla o pedir la ayuda que amerita (y muchas más raras veces, si pide ayuda la recibe sin cuestionamientos morbosos o indelicados). Ocupémonos en este día, y en este tiempo tan agreste que nos ha tocado vivir con la pandemia, a aprender, a conocer, a empatizar con las personas.

5 Comments Desde mi ignorancia

  1. NATACHA ROXANA GUZMAN LORA

    Estos son los avances que yo conozco que hemos tenido en salud mental. 1. Tenemos un Plan Nacional de Demencias, aprobado hace unos meses por OMS y MISPAS. Aún no entra en vigencia, pero está ahí… dale un año. 2. El 28, el Manicomio, YA NO EXISTE. El sistema actual fue transformado durante la Gestión del Dr. Ángel Almanzar en el Depto de Salud Mental del MISPAs. Los pacientes son tratados medicamente, entrenados vocacionalmente, y reinsertados en la sociedad (en la medida de sus posibilidades). 3. Tenemos un Banco de Cerebros en la UNPHU… qué es esa vaina? Es un lugar donde donas tu cerebro o el de tu pariente al morir, para ser utilizado para investigación en demencias (Alzheimer’s y otras). Donar es GRATIS! Y un tema de responsabilidad social. Es un proyecto internacional (México y otros países de Latinoamérica tienen su Banco ya) del Grupo 10-66 de Investigación en Demencias, presidido aquí por la Dra. Daisy Acosta (una dominicanita quien fuera Presidente de la Asoc. MUNDIAL de Alzheimer años atrás). 4. Tenemos unidades de Atención en Crisis para pacientes mentales… quejesa vaina? Un paciente revoltiao llega a estas unidades, lo “calman” e ingresan (hay camas de internamiento), y lo despachan cuando ya esté estable. Regularmente llegan personas que están atentando contra su vida o de alguna otra persona… o casos bien difíciles. Hemos avanzado, pero parece que nos falta publicidad.

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    1. Denny

      Gracias por tocar el tema. Debería ser una discusión frecuente como hablar de diabetes o hipertensión. Creo que desde el Estado y las ONG que trabajan por el bienestar de las personas debería haber una campaña en todos los medios, informando sobre salud mental. A menudo, el primer inconveniente es la dificultad de identificar el trastorno mental como tal, y el siguiente, tan importante como éste, es el conocimiento de la enfermedad, sus síntomas, formas de apoyar y posibilidades del tratamiento, que debe llegar al paciente y a todos sus cercanos. La falta de incomprensión cuando se cruza una situación de este tipo, es un factor negativo de mucho peso.

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  2. Berenice

    Me alegran los datos que deja Natacha. Sí, falta publicidad pero de seguro también falta hacer esos servicios maravillosos más asequibles. También hacer de las consultas psicológicas algo que no sea solo para el que pueda,. Sin embargo, desde que en 1989 mi padre me disuadió de estudiar psicología porque en este país los ‘psicololocos se mueren de hambre’, según la creencia popular de la época, hemos avanzado un largo trecho en todo. Desde el reconocimiento de la gente a la indispensable labor de esa profesión, hasta aceptar que ante ciertas situaciones hay que buscar ayuda profesional. Por supuesto aún falta. Conste, no hablo como psicóloga frustrada, hablo como afectada de depresión crónica. Y sobre tu preocupación, Darío: una de las más terribles aristas del problema de la depresión, es el hecho de que mucha, (la mayoría) de la gente que no la padece la ve como una simple debilidad de carácter del enfermo. “Pero yo también me deprimo y no me pongo así’ ‘Es que tú tienes que zapatearte…’ ‘Tienes que buscar de Dios, yo no me deprimo porque me agarro de mi fe…’ Y otras ’empáticas’ declaraciones de ese estilo. Quizás es lo único que el receptor tiene a mano para tratar de levantar el ánimo del deprimido que ha roto su propia barrera de silencio para desahogarse con alguien. Créanme, ese es un grito de ayuda de un depresivo: hablar con alguien de su estado de ánimo. Pero no todo el mundo tiene la paciencia o el discernimiento emocional para diferenciar depresión de simple tristeza, nostalgia, bajón ocasional del ánimo, etc. El depresivo no puede, o al menos no de manera efectiva, poner en práctica ninguno de los consejos anteriores. Y menos si prácticamente se le tilda de incapaz de solucionar un simple ‘down’. Pero, es casi imposible que supere esa condición sin ayuda. Porque, por favor, entiendan, es como estar hasta la cintura en arena movediza, es como querer apalancarte de algo en plena caída libre… Es como perder el agarre de la vida… Creo que es hasta entendible que alguien que no padece una condición de ese tipo no comprenda lo que sucede en el cerebro de alguien con depresión, cómo ve el sinsentido de todo, aunque tenga en su vida personas, cosas y logros con mucho valor. Hay depresivos funcionales que hacen su esfuerzo para llevar una vida normal, que lidian lo mejor que pueden con la condición y se guardan para sí todo lo que sienten. Quizás ya muchas veces le han dicho que tiene que sacar de abajo… Y la procesión sigue por dentro. Pero a veces ya no se puede. Simplemente. Entonces viene la sorpresa porque la persona !no tenía problemas! Si ustedes supieran…La mejor ayuda que se le puede dar a una persona depresiva es escucharlo sin juzgar sus sentimientos, sin etiquetarlos, sin ponerlo en el estante de los que no saben enfrentar los problemas. Y luego, facilitarle las visitas a un profesional: ayuda del Estado, ayuda económica, ayuda emocional de amigos y familiares, seguimiento, etc. Todos debemos educarnos en ese sentido. Gracias Darío. Como siempre, abordando los temas de una manera excepcional.

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  3. Rosa Alba

    Interesante artículo, donde expresa con sinceridad su sentir e ignorancia acerca del tema “depresión “.
    Salud Mental, es mucho más que eso. Sin temor a equivocarme, pocas muy pocas, familias pueden dar Gracias a Dios porque en su círculo no haya una de tantas enfermedades, condiciones y / o trastornos.
    Existe un Plan Nacional de Salud Mental hasta el 2022. Lo pueden buscar en google, esta en pdf muy completo.
    Pero mucho más que lo que pueden hacer Médicos Psiquiatras y Psicologos; debemos hacer nosotros como seres humanos simpáticos.
    El estigma, tabú y los mitos sobre Enfermedades Mentales, es un tema que hay que romper. Rompiendo estos paradigmas podríamos enfrentar y colaborar con mayor efectividad en una sociedad enferma. Pocos hay sanos. Como mencioné anteriormente, son muchas las condiciones que muchas veces empiezan tan leves y por ignorancia no percibimos.
    Lo primero que tenemos que hacer es no etiquetar, no bulear, no reprimir, no marginar; muy al contrario, nuestro deber como ser Humano es empatizar, consolar, apoyar, escuchar acompañar y educarnos sobre el tema.
    El costo económico es un punto importante a tomar en cuenta. Medicamentos y terapias excesivamente costosos. Si hubiera mayor alcance a los mismos, muchas tragedias se evitarían. A largo plazo, saldría más económico a las aseguradoras y Gobierno. Son miles los casos de discapacitados por enfermedad mental, tantas veces que podrían ser entes productivos, nada mejor que la terapia ocupacional pero no hay espacio para ello. Es más fácil ignorar.
    Cuantas enfermedades fisicas derivan de la falta de Salud Mental? Muchas… y esas deben costearlas el gobierno y/o aseguradoras. No nos damos cuenta que la Sslud Mental, viene del Cerebro, órgano sin en cual no hay vida, al igual que el corazón, el hígado, los riñones, el páncreas. Por qué no le damos el mismo tratamiento, la misma importancia y los mismos cuidados?
    Cuanto sufrimiento se eliminaría.!

    Atentamente, otra ignorante del tema pero con la esperanza puesta en Dios de que poco a poco iremos aprendiendo y aportando.

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  4. Rocio Diaz

    Bueno, joven. El tema es nebuloso, complicado y delicado a partes iguales. Desde mi perspectiva, sin ser experta, puedo decir que muchos factores contribuyen e inciden sobre temas de depresión, ansiedad y demás trastornos mentales. El que menos crees está pasando por una depresión, y lo más probable es que ni cuenta te des. Ponte a ver cuánta gente famosa, millonaria y sin “problemas” ha terminado suicidándose. Uno suele pensar que el problema más grave es el monetario, pero, no. Hay cosas más profúndalas que impactan más. El tener una mala imagen de si mismo, el tener baja autoestima, el ser abusado, el ser usado, el ser ultrajado, no tener amistades, ser rechazado. Todo eso es más doloroso y profundo de lo que cualquiera cree, y esto viene de alguien que por años fue el hazmerreír de un grupo de imbéciles compañeros de estudios; alguien que, en su momento, comprendió a los autores de la matanza de Columbine y que llegó a preguntarse si sería capaz de algo así. Te diré algo: ese momento fue aterrador.

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