Esta breve limonada fue publicada en la revista Zona N de Listín Diario el pasado 12 de octubre. Gracias, Daniela Cruz Gil por la oportunidad 🙂

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Las Águilas de hoy

Las Águilas de hoy

Siempre he dicho que el único amor verdadero de los dominicanos, fuera de los afectos familiares, es el béisbol. Cambiamos de partido político, de religión, de trabajo, de carrera y hasta de pareja, pero morimos con la cachucha puesta y sobre el pecho, la bandera del equipo que amamos. Soy hijo de las hazañas de Diloné, y como yo, miles de dominicanos de todo el país llevan la camiseta aguilucha cosida del lado de adentro de la piel.

Al iniciar el torneo, los aguiluchos tenemos muchas razones para ver esta nueva temporada con alegría y supremo optimismo. Si bien es cierto que hemos sufrido dos dolorosas derrotas en Serie Final, no es menos cierto que pocos pensaron que regresaríamos a ese escenario en tan corto tiempo luego de “la debacle” que pasamos cuatro torneos atrás.

Las Águilas de hoy son diferentes a las que motorizaron la Dinastía que ganó la mitad de sus 20 títulos en apenas 15 años. El béisbol también ha cambiado y el equipo que saldrá al terreno está hecho con el molde correcto para esta contienda. El talento nuevo y los veteranos se conjugan en una magnífica simbiosis que cataliza la nueva directiva comandada por Quilvio Hernández y Stanley Javier. Las Águilas de hoy están condenadas a trillar un sendero de modernidad y cercanía con el fanático que mandan estos tiempos.

Sin desmeritar la labor del Chilote, el que hoy Quilvio y Stanley encabecen la directiva es algo de crucial importancia. La sangre joven de esta dupla corriendo desde la cabeza directiva de la imponente Águila Cibaeña presagia energía e inteligencia. Ambos tienen condiciones más que probadas, tanto dentro como fuera de las líneas de cal, para presentar una maquinaria capaz de ganar partidos, de ganar series, de ganar campeonatos.

En el timón del equipo repite Félix Fermín, un Fermín mucho más sagaz que antes, que acaba de ganar otra vez el premio de dirigente del año en México y que, sin dudas, es el mejor conocedor de la pelota criolla entre los seis capataces del torneo.

¿Qué falta? Sólo falta el apoyo irrestricto de los buenos aguiluchos que desde el primer día deberán demostrar que somos el décimo hombre del terreno, en busca de la ansiada corona 21. Yo soy Aguiluchísimo, y desde siempre VUAL’AGUILA!

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