Este fin de semana, la jeva que me oye roncar (aunque yo no ronco) estaba de viaje, por lo que me tocó ser niñero a tiempo completo. Al menos, Vielka y Sebastián ya tienen 11 y 9 años respectivamente, por lo que no tuve que darle el seno a ninguno. Sin embargo, tener dos preadolescentes en casa, más aún cuando son de diferente género, conlleva retos que quizás son más complejos que los que tendría con dos bebés. ¿Cómo se entretiene a esta numerosa pandilla de dos sin perder la cabeza?
La tecnología es la “ayuda favorita” en estos días de tablets, consolas y teléfonos inteligentes. Y si no, están los sitios de comida rápida con áreas de juegos para niños. Y para mayor chulería, hay parques de atracciones mucho más especializados como ScreamLand. Pero no, yo me propuse hacer algo distinto esta vez.
Mi plan era bien simple: Salir de la casa a un área verde. Tengo la suerte de vivir cerca del hermoso Parque de Las Praderas, pero quería algo más lejano. Y entonces recordé el Parque Mirador del Norte. Me alegro de mi memoria algunas veces.
Yendo al parque
El sábado temprano preparé a mis macacos y enfilamos al Parque Mirador del Norte. Un trayecto probablemente largo para muchos pero que se recorre sin complicaciones gracias a la amplitud y poca densidad vehicular de las Avenidas Jacobo Majluta y Mirador del Norte. Llegar fue cuestión de unos minutos.
Busqué la Puerta #4, que es la que está cerca del lago, pues quería montar a los muchachos en los botecitos. La entrada al parque es honorífica (por no decir ridícula): 20 pesos los niños y 30 los adultos. Con solo 70 pesos (17.5% del costo de una entrada a ScreamLand, para ponerlo en perspectiva) accedimos y nos estacionamos.
Recorrimos el perímetro del lago hasta el área infantil y a pesar de que los muchachos al principio dijeron que “esos juegos son para bebés”, ambos terminaron pasando un buen tiempo en los columpios y toboganes. Luego cruzamos un puente que une “tierra firme” con una isla dentro del lago. En el otro extremo encontramos un criadero de gansos y patos y nos pasamos un rato mirando su comportamiento. Luego seguimos caminando “isla adentro” y vimos más jaulas (vacías) y el soquito de una estatua de la que solamente dejaron el pie derecho. Regresamos sobre nuestros pasos, decididos a buscar los botes de remos.
Sebastián quería usar uno de los pedalones, pero todos están dañados. De hecho, los botes se ven en mal estado (a casi todos les falta una o ambas arandelas donde se insertan los remos, cosa que han reparado los “técnicos” con amarres de alambre. El costo del uso del bote es de apenas 100 pesos por media hora. El bote permite de tres a cinco personas (dependiendo del tamaño y peso).
Mis dos pasajeros la pasaron de lo lindo mientras que a mí, ideólogo al fin, me tocó remar. Ni se imaginan lo mucho que pensé en los esclavos de la antigüedad que tenían que remar sin parar… Pero admito que como ejercicio me encantó y no me lo encontré demasiado pesado ni complicado (excepto por la arandela de alambre, que desnivelaba los remos). En el trayecto del sábado apenas pude darle la vuelta a una isla, pero como regresamos el domingo fuimos capaces (léase: fui capaz) de rodear las tres, todo en apenas 30 minutos. Mis brazos les mandan muchos saludos…
Mis dos muchachos, en su inocencia, inventaron una historia en la que Vielka era Alicia Ortega y Sebastián era Roberto Cavada, ambos secuestrados por un tal Osama bin Badul (yours truly). Grabaron todo el recorrido y fueron narrando todo un plan macabro que yo tenía para asesinarlos. Y yo muerto de risa (ese vídeo veré si puedo editarlo para subirlo a YouTube).
Al terminar ambas travesías en bote yo ya estaba cansado y no aprovechamos las bicicletas porque lamentablemente estaban en malas condiciones (y también porque no quería ponerme a pedalear detrás de los macacos). Quisimos picar algo, pero el sábado la cafetería estuvo cerrada durante nuestra visita. Eso me ayudó a entender que es mejor ir al parque con una botella de agua y algo de comer para cada persona.
Pasando balance
En general, la visita a esta zona del Parque Nacional Mirador del Norte fue una chulería. Sin duda alguna, este parque es el área verde con más potencial en todo Santo Domingo. No tiene la rigurosidad científica del Jardín Botánico o el Acuario (lo que impide el libre tránsito). No tiene el árido calor del Parque Zoológico. Es mucho más grande que el Parque Mirador Sur o el Este y tiene atracciones que ninguno de ellos posee. A pesar de que es un lugar “lejano” para la mayoría, les aseguro que la distancia ni se siente.
Las desventajas obvias son la precariedad de las instalaciones y el maltrato que tienen los botes, pedalones y bicicletas. Supuestamente también hay caballos para montar pero al menos en esa área no vi ni a Johnny Ventura. Otro problema que no es necesariamente inherente al parque es que encontré algunos visitantes que me resultaron “sospechosos”. Hay que decirlo, la mayoría de las personas que vi en el parque son de extracto muy humilde, lo cual para mí no es ningún problema (siempre admiro la sólida buena educación que tienen casi todos), pero a la vez, esto me preocupó un poco pues el par de individuos de “porte sospechoso” que vi me hizo pensar que para venir hay que tener a los menores siempre a la vista. Quizás sea una precaución infundada, pero precaución al fin.
El PNMN en las redes sociales
Escribiendo esta limonada, me llevé una grata sorpresa cuando descubrí que el Parque Mirador Norte tiene un brand page en Facebook y que el mismo tiene una muy buena gestión de contenido, con actualizaciones frecuentes y con excelentes publicaciones. Lo triste del caso es que ese espacio tiene poco más de 700 fans. Ojalá que la administración del parque decida invertir en historias promocionadas y logre darle mayor alcance a su contenido, lo que redundará positivamente en crear mayor conciencia sobre la existencia del parque y una mayor afluencia de personas.
En Twitter no encontré presencia del Parque Mirador Norte, pero en Foursquare hay varios venues. El que me gustó más parece que lo creó un ñato pues se llama “Parque Ñacional Mirador del Norte”. También le recomendaría a la administración del parque que reclamara todos los venues y, mejor aún, que hiciera uno distinto por cada una de las áreas de acceso, lo que ayudaría a diferenciarlas y manejarlas en esa red social.
En resumen
Les recomiendo que, con las debidas previsiones, cualquier fin de semana de estos (sobre todo ahora que todavía “la calor” empieza a subir) se den una vuelta por este espacio. Háganse fans de su brand page para que estén pendientes de sus novedades.
…pero por amor a Dios, ¡arreglen el “ecceso” en este letrero!