Leyendo Genbeta me encontré con un reportaje de software sobre un editor de texto minimalista llamado Q10. Tan minimalista es el software que puede resultar intimidante para muchos. Resulta que al ejecutar el Q10, parecería que el monitor se ha apagado y no es así. Simplemente, el editor de texto ya está listo. ¿Confundidos? Quizás un pantallazo lo explique mejor. Así se ve Q10 al iniciar.
Es un editor sin muchas pretensiones que tiene una sola cosa en mente: ¡Que escribamos sin distracciones! Lamentablemente, carece de muchas funciones que son necesarias para construir textos “en serio”. No tiene herramientas de formato como negritas e itálicas, sólo permite una fuente y un tamaño, no podemos incorporar imágenes… en resumen, es como el hijo perdido de Word y Notepad.
Decía arriba que Q10 puede resultar intimidante para muchas personas precisamente por lo “árido” que es su interface. Toda persona que alguna vez ha tenido que escribir con “deadlines” conoce el terrible síndrome de la página en blanco, ese limbo creativo en el que con frecuencia caemos y del cual cuesta sangre escapar. Utilizar Q10 puede ser un reto mucho mayor para vencer ese problema, pero me parece que justamente es un enfoque acertado, al menos en mi caso.
Lo peor que puede tener un escritor o quien aspire a serlo, es una fuente de distracciones. Y, querámoslo o no, las computadoras modernas están repletas de distractores. Que si el Talk avisa que tenemos un nuevo chat, o el Seesmic hace brincar las ventanas con todos los tweets nuevos, o el antivirus está desactualizado o cualquier cosa que brinque o brille en la pantalla, nos desvía de la pantalla que reposa frente nuestro. Q10 reduce las distracciones a su mínima expresión, y eso resulta en una colosal ventaja para mí.
Otra de las funciones interesantes de Q10 es que podemos fijar alarmas. Me gusta esto porque así puedo fijarme un plazo determinado para dedicarme solamente a escribir, y el programa se encarga de avisarme cuando he logrado la meta.
A diferencia del noble Notepad, Q10 incorpora corrector ortográfico, lo cual resulta un plus para muchas personas. Y de ñapa, maneja “Quick Texts” aunque no me gusta utilizar esos trucos. Ya dije que se puede especificar una fuente y tamaño, pero también es posible cambiar el color de la fuente y el fondo.
Además de todo esto, pesa muy poco en memoria y puede funcionar como un “PortableApp” desde una memoria USB, conservando todas las configuraciones a salvo sin necesidad de correr un instalador.
Finalmente, el software ha sido desarrollado por un español, lo cual me cayó bastante bien porque el programita me ha gustado bastante.
Si se animan a bajarlo, hagan clic aquí.