Anoche terminó la segunda versión del Clásico Mundial de Béisbol, con un emocionante partido entre dos novenas asiáticas, sin dudas lo más excelso que tiene el béisbol mundial en estos momentos: Japón, campeón del pasado Clásico Mundial de Béisbol 2006, y Corea del Sur, campeón de los Juegos Olímpicos Beijing 2008.
Dejando de lado las chorrocientas opiniones desagradables que tengo sobre la organización del CMB y de la participación de nuestro equipo en el mismo, no puedo dejar de pensar que el desenlace de este segundo Clásico fue mucho mejor que el primero, llegando las dos novenas más excitantes de todo el planeta hasta la noche final.
Sin embargo, para nosotros, los que vemos el béisbol del lado americano del mundo, lo de anoche fue la cereza que coronó una serie de jugadas y estrategias rarísimas de todos los equipos asiáticos, muy en especial de los protagonistas Corea y Japón. El dirigente surcoerano llevaba una larga hilera de estrategias salidas de un guión del imposible, todas saliéndole bien. Es el dirigente más malo que jamás he visto… con mis ojos de aficionado americano, claro está. Y el de Japón no va demasiado lejos tampoco.
El ejemplo más elocuente de lo poco ortodoxos que son estos tipos es la parte alta del décimo episodio del partido final anoche. Japón pone hombres en 3ra y 1ra con un out. El dirigente de Corea mete el cuadro (hasta ahí vamos bien). Elevado corto al siore, segundo out. Al bate Ichiro Suzuki, el mejor bateador de toda Asia, y uno de los más verdugos en la MLB. ¿Qué hace el GENIO dirigente de Japón? ¡Manda al robo al corredor de primera base que ancló en la intermedia por indeferencia defensiva!
¿Y esa mardita locura? Dejar la primera base libre, con dos outs y el mejor bateador de Japón en la caja de bateo, es una invitación clara a que le den base por bolas a Suzuki para llenar las bases, que venga el siguiente de Japón que no es tan efectivo como Suzuki (por lo que el chance de que falle es mucho mayor), y con bases llenas Corea podía buscar el out en cualquier base sin mucho embromar.
Pero, ¿Qué hace el MEGAGENIO dirigente de Corea? ¡Le lanza a Ichiro Suzuki, un hombre que ya había conectado tres imparables en ESE partido! En vez de darle IBB a Suzuki, o al menos, ordenar que le lancen malísimo a ver si se poncha pescando, le lanza filete para que Suzuki produzca un sencillo que empujó dos carreras y Japón se fue arriba 5-3. ¿Qué pasó después? Con la jugada, Suzuki llegó a la intermedia y avanzó luego a tercera por indiferencia defensiva nuevamente. El bateador de turno es golpeado y luego llega a segunda de nuevo con indiferencia. ¡De nuevo la misma situación! ¿Qué hizo esta vez el dirigente coreano? ¡Ahí sí ordenó la base por bolas intencional para llenar las bases! El siguiente bateador se ponchó cantado y Japón quedó con bases llenas.
¿Me va a decir el dirigente coreano que tenía que “respetar” más al segundo pana que a Ichiro Suzuki? ¡Yo no entiendo esa vaina!
Pero claro, no la puedo entender, porque los asiáticos NO juegan el béisbol como lo hacemos por estas playas. Ellos, como en todo, se entregan al deporte, y lo preñan de disciplina, de organización, de respeto. Ayer leía a Bienvenido Rojas diciendo (con toda razón) que el béisbol asiático está fuera de liga: Son gente disciplinada, que juega en equipo, que evade las individualidades (a lo Manny Ramírez), que no son fantamosos… ayer se notaba en cada logro de cualquiera de los bandos cómo ellos celebran sin perreo, que se animan y se apoyan, y que un tipo como Ichiro Suzuki puede ser la mega estrella que es en la MLB, pero en el equipo de Japón, es un miembro más, que se somete a las normas.
La actitud del dirigente Surcoreano de decidir lanzarle a Ichiro Suzuki es, a todas luces (americanas), una de las decisiones más estúpidas que se pueden tomar. Sin embargo, habla muy claro del RESPETO que le tienen estas personas al deporte. Era perfectamente legal que le lanzaran base por bolas intencional a Suzuki. Es más, era una buena estrategia para buscar el out en cualquier base. Sin embargo, prefirió lanzarle al mejor bateador japonés, en una clara señal de que “Si he de ganar será sobre ti. Si he de perder será por ti”. Esa filosofía asiática no me cabe en la cabeza aún…
No sé si estoy siendo ligero o simplista, pero definitivamente el béisbol asiático es muy diferente al que jugamos de este lado del mundo. ¡Ah, la cultura!