Tío Orlando López

Mis lectores habituales seguramente se sorprenderán de ver esta reseña, sobre todo por tratarse de una persona mayor. Sin embargo, eso no le quita ni medio ápice al mérito que tiene Orlando López de figurar acá. Máxime cuando él se ilusionó tanto en hacer que este cumpleaños fuera para él una gran celebración. De hecho, voy a hacer este “Feliz cumpleaños” más extenso que lo usual. Quiero reseñar el cumpleaños 75 de mi querido tío Orlando López, acaecido el pasado sábado 5 de julio. Ya en marzo me había invitado personalmente con muchísimo entusiasmo y desde entonces supe que ese día no podía hacer compromiso alguno. Mi tía Tatín dijo que fuera con Sarah y nosotros llevamos a nuestros herederos. ¡Qué tarde tan linda! La lluvia no dejó de amenazar, pero Dios la contuvo y nunca cayó fuertemente.

40L: ¿Quién es el Tío Orlando?

lope

DMB: Orlando López Delance (tío Orlando o tío Lope) es el esposo de mi tía materna Altagracia Batlle (Tatín). Lo conocí seguramente en alguna de las visitas que hacíamos a la casa de ellos en la Palo Hincado de la Zona Colonial, a unos pasos de la playa que está debajo del Fuerte San Gil. Tío Orlando siempre ha sido una persona fácil de querer pues él nunca ha tenido mala cara. Es una persona sumamente ingeniosa y creativa. Trabajó por largos años en el Consejo Estatal del Azúcar. Le entraba a cualquier trabajo de mecánica o electricidad (él y tío Ventura eran los mecánicos de la familia). Para ser una persona a la que no veía con tanta frecuencia, me asombra reconocer que tío Orlando es probablemente el que mejor conozco de todos mis tíos, y con el que he compartido más cosas.

Cabe decir que la familia de mi madre es bastante larga, pues Doña Eladia y Don José Ramón (Mon Batlle, “El Gallo Grande”) tuvieron ocho chamaquitos: José Ramón (tío Pepe, fallecido en 2004), Fantina Prudencia (tía Fantinita), Carlos Eladio (tío Longo), Héctor Manuel (tío Pano, fallecido en 1991), Buenaventura (tío Ventura), Altagracia Martha (tía Tatín), Fernando (tío Fernando, al que mi hermano y yo le decíamos Tres Pelos), y Mildred María, mi vieja querida.

40L: Cuéntanos algunas memorias que tengas con tío Orlando.

DMB: Son muchas, pero aún recuerdo claramente que siendo yo un niño de poca edad, iba caminando con él hasta la playa del Malecón que quedaba justo al final de la Palo Hincado. Allí él se sentaba a pescar mientras yo recorría la arena recogiendo montones de “piedras de colores” y caracoles rotos. Tenía “piedras” verde oscuro, marrón, azul cobalto, blanco nacáreo que no eran más que restos de botellas pulidos por el efecto del oleaje. Al regresar a su casa las clasificaba y las colocaba en alguna caja hasta la próxima vez.

Otra de mis memorias con tío Orlando ocurría a cada rato. Podíamos estar conversando sobre cualquier cosa, y él saltaba siempre con una historia asombrosa que iniciaba con “Cuando yo estuve en Siberia…”, o “Recuerdo cuando vivía en Argentina…”, o “Una vez en Alaska me pasó…” y yo me preparaba para escuchar un cuento contado en primera persona sobre alguna fantasía que él me contaba. Yo juraba que el tío Orlando era más internacional que el mismísimo José Jasd.

40L: ¿Qué opinas del tío Lope?

DMB: Sin dudas, es un hombre digno de imitar. Nunca ha sido rico a la manera de los políticos corruptos que se aumentan el sueldo sin pensar en nadie más que en sí mismos. Sin embargo, nadie más rico que mi tío Lope en cariño y buenas querencias. A su alrededor siempre ha habido energía positiva y buenos deseos. Aún luego de sufrir un derrame cerebral que lo mantiene muy limitado en su movilidad y en su desempeño, se mantiene atento a hacer sonreir a cualquiera que pase cerca de él. Es un abuelo del tipo que todo nieto quiere tener, nunca enfadado, nunca con mala cara, siempre dándose a querer. Aún siendo un anciano con muchas dolencias, nadie siente que “pesa”, pues aunque requiera grandes cuidados, sigue dando más de lo que recibe. Si Dios me da su edad, ojalá que pueda parecerme un poco a él. Y eso no tiene precio en esta vida.

40L: Háblanos de su cumpleaños 75.

DMB: Yo que privo en tener un buen sentido de redacción y un amplio vocabulario, no encuentro manera de describir con justicia lo que viví el pasado sábado en la casa de mi primo Orlando, quien preparó junto a su hermana Natalia y sus respectivos esposos todo un señor festejo. Yo lo definí de esta manera: Nadie en mi familia habría podido lograr reunir tanta gente como lo hizo tío Lope. Asistieron tantas personas que realmente nunca hubo un momento de silencio, pues las anécdotas y las historias brotaron sin jamás parar. Dudo mucho que tío Lope haya pasado un cumpleaños más feliz que el que tuvo este sábado 5. Y no era para menos, pues lo venía planificando, acariciando sus planes por meses, invitando a todo el mundo y logrando que todos nos sintiéramos entusiasmados en acompañarlo en esa fecha.

Asistieron mi madre y todos sus hermanos (con sus esposas y esposos, salvo alguna excepción), así como varios miembros de su propia familia; una caterva de nietos y “sobrinietos” dieron el toque infantil, metidos casi todo el tiempo en tremenda piscina inflable; y todos los primos que estuvimos allá, nos sentimos sencillamente encantados con la celebración. El viejo Lope no salía de su asombro cada vez que llegaba alguien más a saludarlo.

40L: ¿Tienes algunas fotos del cumpleaños?

DMB: Baisa… tomé casi 190 fotos esa tarde. Muchas son repeticiones, pero no las depuré. Todas están en este link (es un archivo comprimido que pesa 21.4MB). Como siempre digo a todos: estas son fotos “quemadas”, de poca resolución. Si alguien desea una o varias fotos de estas, me las puede pedir con la resolución full, y le haría los retoques de imagen que valga la pena hacer. Basta que me diga el “nombre” de la foto, por ejemplo, IMG-4921.JPG.

40L: ¿Qué le deseas en esta ocasión?

DMB: Salud es lo principal. Es cierto que él ha vivido una vida bastante larga, pero en este mundo hace demasiada falta la gente buena, así que ruego a Dios que no sea mambrú y que nos lo deje prestado por muchos años más. Y que mientras continúe entre nosotros nunca cese de sonreír y de llevar una ancianidad bendita y digna de imitar, que nunca deje de sumar afectos en lugar de restarlos, y que no se olvide de hacer los cuentos de Siberia y Argentina donde quiera que vaya.

Tío Lope: ¡Feliz Cumpleaños!

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